La vaginoplastia es un procedimiento quirúrgico que implica la construcción o reconstrucción de la vagina. Se realiza típicamente por razones médicas o como parte de la cirugía de confirmación de género. Existen varios tipos de procedimientos de vaginoplastia, y la técnica específica utilizada depende de las necesidades y objetivos del paciente.
- Cuidados preoperatorios: Antes de la cirugía, es esencial discutir exhaustivamente metas, expectativas y posibles riesgos con un profesional de la salud calificado. Se deben realizar evaluaciones médicas completas.
- Cuidados postoperatorios: Después de la vaginoplastia, se requiere un período de recuperación durante el cual se deben seguir cuidados postoperatorios integrales. Esto puede incluir restricciones de actividad y el uso de dispositivos médicos específicos.
- Decisiones personales: La decisión de someterse a una vaginoplastia es personal y debe basarse en una comprensión completa de los posibles resultados y cambios en la anatomía y función.
Es importante destacar que la vaginoplastia es un procedimiento quirúrgico importante. Las personas que consideran someterse a esta cirugía deben discutir exhaustivamente sus metas, expectativas y posibles riesgos con un profesional de la salud calificado. La decisión de someterse a una vaginoplastia es personal, y las personas deben recibir cuidados preoperatorios y postoperatorios integrales para garantizar un resultado exitoso.
Las técnicas más comunes para una vaginoplastia incluyen la inversión peneana y el injerto de piel. En la inversión peneana, el cirujano utiliza la piel del pene y el escroto para crear una neovagina, mientras que el injerto de piel puede ser necesario si no hay suficiente tejido disponible. También existe la técnica de colonoplastia, en la que se usa una sección del colon para crear el canal vaginal, aunque esta es menos común.
La preservación de la sensibilidad sexual es una prioridad en la vaginoplastia. Durante el procedimiento, el cirujano reconfigura el glande del pene para formar un clítoris, lo que permite mantener la capacidad de experimentar placer sexual. Aunque la sensibilidad puede variar entre pacientes, la mayoría conserva la capacidad de tener sensaciones eróticas y alcanzar orgasmos después de la cirugía, siempre que no haya complicaciones.
Como cualquier cirugía mayor, la vaginoplastia conlleva riesgos. Las complicaciones más comunes incluyen infecciones, sangrado excesivo, pérdida de profundidad vaginal, o problemas con la cicatrización. Otra complicación es la formación de fístulas, que son conexiones anormales entre la neovagina y el recto o la uretra. Es esencial seguir de cerca las indicaciones del cirujano y realizar revisiones médicas para minimizar estos riesgos.
Sí, las dilataciones son una parte crucial del proceso de recuperación tras una vaginoplastia. Se utilizan dilatadores vaginales para mantener la profundidad y el ancho de la neovagina, evitando que el canal se cierre o estreche debido a la cicatrización. Durante los primeros meses, se recomienda realizar las dilataciones varias veces al día, y luego reducir la frecuencia según las indicaciones médicas.
La recuperación completa de una vaginoplastia puede tardar entre 6 meses a 1 año. Aunque la mayoría de las personas pueden retomar actividades ligeras después de unas pocas semanas, el proceso de cicatrización interna continúa durante varios meses. Las actividades físicas intensas y las relaciones sexuales deben evitarse durante al menos 8 a 12 semanas, o según lo aconseje el cirujano, para asegurar una recuperación adecuada.